Entre compras, regalos y reuniones sociales, ocultamos tristezas y melancolías propias de la época, que cabe preguntarse si son normales o no. “Sí, son normales. La depresión navideña se caracteriza por tristeza, nostalgia, ciclotimia , apatía, pérdida de peso y de apetito sexual, aislamiento, trastornos del sueño, demofobia, depresógeno, …en esta época de consumismo y excesivos medios de comunicación alienada, los males psicológicos aumentan, cuyos efectos colaterales son aún más evidentes en Navidad donde el ser humano se da cuenta de los logros o fracasos que tuvo en el año.
De eso se trata la vida real, de principios y finales.En la navidad hay más nostalgia, recuerdos de la infancia o sensación de la familia separada, recordamos a quien falleció, los que se encuentran lejos de casa, viviendo o trabajando en otras ciudades y que no tienen la posibilidad de volver a casa en éstas fechas pueden desarrollar este trastorno, la falta de recursos económicos, eso propicia en alguien que ya padece depresiones padezca una nueva crisis. El común denominador es la ausencia o la pérdida. Hay que intentar fomentar la sensación antagónica, es decir, alegrarnos por los que sí que están y hacen que nuestra vida sea más agradable. La depresión navideña no es una patología, es una postura ante la vida.
Es la oportunidad de decidir ser felices, donándonos, dando, sirviendo, compartiendo,...
creando más endorfinas en nuestro ser.